RAMÓN EL ENTE MISTERIOSO
Se llamaba Ramón según señalaba el distintivo que debería colgar de su cuello, sin foto, sin mucho más que un nombre que descubrieron tras varias indagaciones y aproximaciones que tuvieron lugar en ritmo creciente desde que empezó la caza.
osadía de acompañarlo.
- Cómo ha entrado un gato aqui ? - espeto Carmen con sorpresa-
Las mujeres salieron de la estancia dejando a una Urraca abstraída en sus canciones susurrandole a su Cheflera preferida.
Acercándose al carrito de limpieza depósito la cajita con las cenizas en una bolsa de tela que colgaba en el depositandolo junto a la imagen de la Diosa que contenía . Despues siguio limpiando mientras empujaba el carro hacia la puerta para seguir su rutina diaria tarareando.
La cafetería era un hervidero de dimes y diretes de toda índole, no se trataba de un lugar público, ni siquiera era una cafetería como tal, simplemente era el lugar habilitado para los descansos que disfrutaban
los empleados de la institución donde contaban con un servicio interno de ocio y servicios.
El lugar era frecuentado en su mayor parte por mujeres curtidas en mil batallas.
Hembras bravas a las que es difícil toser y mucho menos estornudar sin que hagan una analitica completa, muy completa, incluso peligrosa si no sale todo lo correcta que sería de esperar, hay valores que deben hacer algo más que suponerse. Las más jóvenes eran el aliciente perfecto, la contraparte, la chispa perfecta, polluelas que llenaban ese corral de gallinas de toques atrevidos y modernidades convirtiéndolo a veces en una auténtica locura.
Se podían encontrar también varones en el lugar, santos varones diría yo, la paridad estaba muy perdida en este como en tantos lugares, balanzas impúdicas que se inclinan por su propio peso más que ante pesas trampeadas. Inteligentes intentaban no alborotar mucho el gallinero a riesgo de padecer el pestañeo no siempre seductor de cluecas y pollas.
Bien sabía de ello el joven becario, Javi, un encantador muchacho siempre blanco del simpático bombardeo de bromas picantes aunque nunca malintencionadas por parte de todas las féminas amparadas por años, o el impúdico descaro de una juventud ávida de risas en los ratitos que el tiempo lo permitía.
Los varones soportaban entre complacidos y pacientes esos instantes de pingoneo inocente alejado de toda mala intención.
Fue la supervisora de zona la primera en desconfiar.
Elena nunca podría precisar en qué momento se percató de la sombra vestida de hombre que ocultaba su faz bajo un inusual sombrero de ala ancha. Camuflando así al tiempo que impedía identificar su rostro.
Fueron repetidas las veces en que todas y cada una de las empleadas intentaron acercarse a Ramón, sin lograr nada más que distinguir este nombre en la tarjeta al final de la cinta que dejaba en la esquina más visible de la mesa casi con descaro y provocación.
Ocupaba un lugar al fondo de la estancia que constaba de distintas mesas de cuatro, seis y ocho plazas siendo estas las más ocupadas, en ocasiones incluso las unían formando grupos grandes y variopintos donde debatían el día, la vida y sus problemas con mayor o menor pasión según las circunstancias. La pequeña mesa donde se ocultaba Ramón nunca estaba ocupada, era sombría, apartada, con una sola silla por haber sido invadido la mayor parte del espacio por la frondosidad de un arbusto de interior escapando en busca de luz ávido de vida. Un lugar desde donde podía ver todo sin llamar la atención hasta que se percataron de su presencia.
La mesa más apartada de solo una silla para que nadie se sintiera con la
Los trabajadores del edifico se reunían en el lugar propiedad privativa de la empresa adaptada en el tiempo de descanso para el ocio Ramón estaba allí semioculto, solo, silencioso pero atento. Nadie sabría decir porqué pero percibían su atención, lo sabían. Nadie supo precisar la primera vez que alertaron su presencia desde cuándo estaba allí, simplemente un día sintieron y vieron al ente oscuro vestido de hombre.
Ramon nunca hablaba, ni miraba alrededor aparentemente, pero todos sabían que observaba, sentían el hielo de sus ojos posándose en la nuca como un extraño presagio de imprevisibles consecuencias.
Era en realidad Ramón su nombre ?
Todos los días se reunían cada vez más interesadas en saber de las pesquisas, Carmen intentaba mantener al día lo que iban averiguando. Nada, mucho buscar pero silencio, incluso le abordaron directamente pero todo era inútil, Ramon nunca levantó la mirada de aquel folio en blanco que sujetaba con la mano derecha mientras la izquierda variaba de postura, a veces en el bolsillo, a veces abandonada sobre la mesa del rincón sombrío donde se ocultaba.
Ahora todo se centraba en Ramón y la sensación de inquietud que provocaba.
Rápidamente Encarna y Yolanda pusieron en marcha pesquisas internas. En qué sección había un Ramon trabajando ?
No podía ser muy difícil descubrirlo se pusieron en contacto con las delegadas provinciales en busca de alguien llamado Ramón.
Cómo lograba acceder al recinto ?? Se precisaba la identificación, quien se la entregó ?
Ambas eran de armas tomar, parecía que nada iba a quedar del pobre cuando decidieron abordarlo junto a Carmen encargada de seguridad con más atributos que cualquier Ramón que se le pusiera delante quien le exigió más que preguntar que se identificara.
Lo siguiente que ocurrió fue extraño, Desapareció !!
Simplemente no estaba !!
Yolanda miraba con ojos aterrados a Encarna que se había llevado las manos a la boca ahogando un grito nervioso.
Que había ocurrido ??
Sentían la mirada de mil ojos posadas en ellas, todos estaban pendientes y anhelantes de saber, se habían percatado que Ramón ya no estaba ?
Carmen miraba alrededor intentando buscar un resumen lógico que explicara cómo había logrado levantarse de la silla y salir del lugar en
una fracción de segundo sin ser visto.
Debía mantener la compostura, el orden, todo tenía que tener una explicación y ella iba a encontrarla. En el rincón junto al maceton semioculto entre la frondosidad un gato pardo de tamaño gigantesco y brillantes ojos verdes observaba la escena con aparente desinterés.
- Cómo ha entrado un gato aqui ? - espeto Carmen con sorpresa-
Nadie respondió puesto que nadie tenía respuesta se observaron unas a otras evidentemente presas de una extraña excitación producto de algo que no sabrían definir.
- Yo me encargo del gato - la voz de Yolanda acompañaba el acto de intentar coger al enorme felino - Fue rápidamente esquivada desapareciendo el animal con gran agilidad entre mesas, sillones y maceteros.
- Donde esta el puta gato ? - grito Carmen -
Empezaba a ponerse nerviosa, todas las risas que siempre la acompañaban podían transformarse en sapos y culebras si la buena de Carmen intuía que podía ponerse feo, el lugar no solía ver truncada su paz, no iba a permitir que un gato revolucionara a las chicas. Sabia como podia acabar la ronda si los nervios se apoderaban del ambiente.
Tomo mano del teléfono para advertir de la presencia del gato en el edificio mientras seguía agachándose buscando entre mesas. De alguna extraña manera Ramón había pasado a un segundo plano. Incluso al olvido ??
- No irán a hacerle daño al gato verdad Elena ? -increpó Encarna resuelta- el animal debe ser de alguien debe estar asustado.
- Eso era un gato ? seguro? Parecía un tigre de bengala, no habéis visto lo grande que era ? - Yolanda lo había visto de cerca en su intento de apresarlo -
- Nadie va a hacerle daño al gato, Carmen se encargará. Deberíamos ir volviendo cada una a lo suyo que cualquier excusa nos sirve para retrasarnos. - Elena era encantadora, pero buena supervisora - Recordad que tenemos muchísima gente esperando que la atendamos con alegría y rapidez, venga guerreras mías, vamos a hacer felices a nuestros clientes.
Todos fueron saliendo hacia sus puestos, entre risas ya recuperadas, cuchicheos, gatos, nadie se fijó en una sombra extraña que estaba sentada en la mesa del rincón con un folio en blanco en la mano y un sombrero de ala ancha.
Ramon había regresado.
La estancia iba quedando vacía, solo el reaparecido ente misterioso y la inmensa humanidad de Urraca, la encargada de mantenimiento que se encargaba de la barra y la limpieza del recinto mientras fregaba los últimos vasos, limpiaba la barra,ordenaba sillas, mesas, preparaba su carrito de limpieza para subir a las oficinas a continuar su trabajo. Pérdida en su mundo tarareaba canciones sonriente,como si el la vida no fuera con ella, ni se percatara de la presencia siniestra mientras acercaba la fregona al rincón sombrío donde Ramon seguía sujetando el folio observando un texto invisible.
Urraca se dirigió a la frondosa Cheflera que crecía impetuosa en el enorme macetero, cambiando la melodía por unas cálidas palabras llenas de Amor.
-Vamos a darte luz pequeña, que nadie parece verte ahogandote entre sombras -
Acompañó el gesto con la retirada de los paneles que cubriendo la cristalera cegaban el paso a la luz procedente del patio interior que la empresa usaba como almacén de desórdenes diversos. Motivo por el cual se ocultaba a la vista, excepto estas horas diarias donde Urraca le entregaba luz y vida, continuó su aparente monólogo sin dejar de mover las hojas eliminando de ellas polvo, residuos mientras las rociaba con agua.
- Tu Ramon crees estar riéndote de todos verdad ?- espetó sin mirar al ente- Crees que te vas a salir con la tuya ? Permaneciendo mientras te vas enquistando, formando parte del entorno, tomando densidad, transformandote en formas alevosas como un gato ?
El hasta el momento imperturbable Ramón pareció levantar sorprendido su rostro hacia la inmensa mujer de apariencia bonachona que hablaba con las plantas, percibió el peligro demasiado tarde y puso su mano izquierda en el bolsillo.
-Es tarde ya Ramón !! - exclamó mientras rompía a reír de forma cantarina y divertida- Ya lo he leído, como tu es mejor no ser para que no te vean. No eres el único que puede pasar desapercibido, no te lo permitiré, no intentes sacar la mano. Ahora entregarás el pase y te irás de aquí para no volver, podras intentarlo pero estare en algun rincon como tu limpiando algo y con mejores intenciones, si quieres jugar, jugaremos.
El folio ya no era blanco, se mostraba repleto de símbolos extraños que no parecían ser presagio de nada bueno, empezó a temblar en la mano
del ente. La rapidez fue tal que un instante parecería una eternidad comparándolo al movimiento de aquella mano regordeta, pequeña, de uñas rotas y descuidadas, sin más color que el propio que se llenó de una chispa de fuego que encendiendo el folio cogió por sorpresa y obligó a Ramón a soltarlo mientras las cenizas cubrían la mesa tras la voracidad del incendio súbito.
La puerta de la cafetería se abrió, Urraca no se inmuto pareciera esperarlo.
Carmen la vigilante con acceso iba acompañando a Elisa una de las más veteranas que había olvidado su bolso en la estancia entraron mostrandose sorprendidas ante la escena.
Urraca fue dándose la vuelta lentamente con una sonrisa pícara en la boca.
- Carmen, este señor te buscaba, quería entregarte la tarjeta de visitante porque ya ha acabado lo que venía a hacer- Observó a Ramón mientras hablaba sin dejar de retarle con la mirada-
Como si la cosa no fuera mucho con ella Urraca limpio la mesa de cenizas cuidándose bien de guardarlas en un lugar concreto, sin perder de vista a Ramón que era consciente de que cualquier intento de huida en esta ocasión no sería tan fácil como lo había sido hasta aquel momento.
Se levantó lentamente, la voluminosa mujer sujeto su mano discretamente pero con decisión en firme advertencia.
Carmen se acercaba seguida por una Elisa ojiplática que se mantenía temerosa dos pasos por detrás protegida a sus espaldas.
Ramon descubrió ligeramente el rostro al entregar el pase,tras el nombre en letras más pequeñas podía leerse “Visitante mantenimiento” Carmen tendió la mano para recogerlo intentando decir algo, la figuro pasó rauda junto a las mujeres dirigiéndose a la salida sin pronunciar palabra.
- Urraca !! - Grito la vigilante presa de mil preguntas-
Se silencio al ver que la mujer de limpieza seguía tarareando una canción mientras hablaba con la planta, siempre pensaron que estaba un poco loca.
- Vamos Elisa se acabó el misterio. Ramón se ha ido y el gato debe haber entrado por algún ventanal mal cerrado al quitar los paneles, seguro que ya se ha ido.
- Menos mal que me avisaste a tiempo, este mal bicho se hubiera cargado la empresa y mis niñas al paro sin cobrar, con lo bien que nos lo pasamos con ellas !!
Sigue cuidándome este lugar yo seguire dandote amor, luz y música.
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Jamás olvidar que entra en casa ajena detrás del respeto y la libertad que van en este orden.
Así como llegues serás recibido en esta humilde casa.
Un besote !!
Frana Bruixa Xula